Cumplir más de cien años y mantener la elegancia y vitalidad de sus orígenes resulta un valor inigualable del Hotel Plaza de La Habana, una instalación que conserva la atmósfera citadina de otras épocas y la combina con toques de modernidad, para exhibir sus encantos de la manera mejor posible con un propósito esencial: satisfacer las expectativas de los más exigentes clientes.
Para quienes se alojan o visitan el inmueble, siempre hay un gran atractivo en la riqueza de su arquitectura ecléctica que hoy se muestra como bastión de las acciones de conservación y restauración característicos de la zona más antigua de esa Ciudad Maravilla, y la ubican entre las ofertas preferidas para el disfrute del turismo histórico.
En medio de la compleja coyuntura económica que vive el país, y con la recuperación del turismo como importante apuesta para impulsar otros sectores claves, destaca la opinión de turoperadores, agentes de viajes y autoridades de la conocida como industria sin humo en la Mayor de las Antillas, al exaltar la relevancia de contar con edificaciones tan vetustas como el Plaza, que preserven aún sus más auténticos encantos.
Esta joya patrimonial, ubicada en el entorno del Parque Central, pertenece al Grupo hotelero Gran Caribe y cuenta con más de un centenar de habitaciones distribuidas en una estructura triangular que ocupa las calles Zulueta entre Virtudes y Neptuno, en la parte histórica de la urbe habanera. Según trascendió, en la actualidad, Meliá Hotels International se encargará de su administración, mediante la marca The Meliá Collection.
En cuanto al desempeño del hotel, su Community Manager, Dareinys Vázquez, comentó que miles de turistas prefieren cada año este alojamiento debido a que sus paredes aún encierran muchísima historia, lo cual se conjuga muy bien con la calidad del servicio.
Explicó que el Plaza resulta muy atractivo sobre todo entre los grupos de vacacionistas que reservan paquetes de turismo de ciudad o patrimonial, así como por quienes viajan en familia.
Es también -dijo- el hotel predilecto por empresarios, hombres de negocios y equipos corporativos que vienen a Cuba a participar en congresos, ferias, convenciones y eventos internacionales de diferentes temáticas.
Es muy notoria la preferencia de las agencias de viaje por el Plaza, que tiene como principal mercado emisor a México, con un 35 % de la ocupación, seguido por Rusia, República Dominicana, Haití (se hospedan muchos estudiantes extranjeros de universidades cubanas), e Italia.
Señaló que en febrero del año pasado se reabrió el establecimiento tras un proceso de remodelación y, durante el azote de la pandemia de la Covid-19, el hotel hospedó y prestó servicios a la mayoría de los viajeros foráneos que permanecieron varados en la capital cubana y en otros puntos del país.
Del presente
Se trata de un hotel de cuatro estrellas con 188 habitaciones, de estas 161 dobles, 15 junior suites, nueve triples y tres suites especiales, que cuentan con aire acondicionado, teléfono, TV satélite, caja de seguridad, secador de pelo, aire acondicionado y baño privado.
El alojamiento cuenta con los restaurantes Bufé Fausto (desayunos y mesas al aire libre), Los Portales, de cocina internacional, y Real Plaza, además de tres bares.
Abierto en 1909 y ubicado a las puertas de La Habana antigua, clasifica como la llave de entrada a un mundo colmado de historia, cultura y, sobre todo, cubanía. Con una ambientación que embelesa, preserva su patio interior original, donde una figura de mujer en mármol de Carrara es quien da la bienvenida al visitante.
En su decoración incluye cuadros originales de la época colonial, de prestigiosos artistas cubanos y españoles como Esteban Valderrama de la Peña, Esteban Domech, Federico Siroca y Juan Gil García.
Historia reciente
Hasta finales del siglo XIX, el edificio original sirvió de vivienda a la acaudalada familia Pedroso y después acogió al Diario de la Marina hasta que abrió como hotel y entonces comenzó a operarlo la sociedad Hotel Plaza S.A., aunque aquel contrato de arrendamiento concluyó en 1948 y la marca Plaza pasó a otra compañía.
Cuentan que sirvió de alojamiento a celebridades como el físico Albert Einstein, el pelotero Babe Ruth, y las bailarinas Ana Pavlova e Isadora Duncan, Ninon Sevilla, la cantante Paulina Álvarez, el ajedrecista cubano José Raúl Capablanca, entre otros famosos.